Diseño del blog y montaje de imágenes/ fotografias y videos : Mar Buelga. Textos: Olga María Ramos y colaborador@s

jueves, 13 de junio de 2013

Y un 14 de junio, a Madrid se le paró el corazón...



AL DESAPARECER LAS NOCHES DEL CUPLÉ, A MADRID SE LE PARÓ SU VIEJO CORAZÓN

(Ángel del Río, Cronista Oficial de la Villa de Madrid)
Así se expresaba este conocido periodista cuando supo del cierre del local donde durante 32 años, Olga Ramos ofreció el mejor decir del cuplé y el más fino casticismo.

Con la Infanta Elena y el principe Felipe
Las Olgas y el nobel Ochoa
 Las Noches del cuplé de la calle de la Palma se convirtió en un referente para los madrileños y visitantes de la ciudad. Los que tuvieron la oportunidad de conocerlo, saben de lo que hablo.




Amor, humor, evocación, ilusión... eso era Las noches del cuplé
 Los que ahora van a descubrirlo, quizás también se pregunten cómo una ciudad puede permanecer insensible y no hacer nada para impedir lo que ahora os voy a relatar A las Noches del cuplé acudió a lo largo de esos años la crème de la crème: Desde Severo Ochoa a Plácido Domingo, pasando por Lola Flores, Carmen Sevilla, Libertad Lamarque, Lola Beltrán, Don Juan de Borbón, sus nietos Doña Elena y Don Felipe que fue a celebrar su 23 cumpleaños con su novia de entonces, Isabel Sartorius, políticos de todas las ideas como Barranco o Manzano, Presidentes autonómicos, embajadores, empresarios y artistas… todo el mundo acudía a lo que llamábamos “El túnel del tiempo”.

Fachada de Las Noches del Cuplé

Pilar Franco
Con tan sólo entrar al vestíbulo, ya estabas en la “belle époque” Era un espacio muy mágico; recuerdo una noche a Doña Victoria Kent, jefa de Prisiones en tiempo de la república, sentada a un lado del escenario y en el otro a Doña Pilar Franco, hermana el antiguo Jefe del Estado.

La velada transcurrió “en amor y compaña” puesto que lo que las había convocado a ambas había sido el arte inigualable de Olga Ramos. Mi madre, al ir a cantar el Pichi, le preguntó a la señora Kent: Perdón Doña Victoria ¿Le importa que la nombre en este chótis? -Al contrario he venido a escuchártelo, Olga, sé que tú nunca lo censuraste. Y es que la absurda censura había convertido a Victoria Kent en Un pollito bien.
Victoria Kent en 1985

Pero volviendo al fatídico cierre, es cierto que fue un gran golpe para todos pero especialmente para mi madre. Algún tiempo después se lamentaba: “¡Tantos años luchando por Madrid y me voy por la puerta de atrás…!”
Imaginen que en Buenos Aires hay un único lugar donde se ofrece tango (y de calidad) y lo borran del mapa. ¿A que es tan impensable como que en México no se escuchasen mariachis o en Viena valses?



 Una vez en antecedentes de la desaparición del local, vean lo que al respecto escribí sobre aquellos últimos tiempos en Las Noches del Cuplé y que titulé: “El depredador, una historia para no dormir” A principios del 99 apareció el depredador. Entró en nuestro querido local avasallando, era lo que se conoce como un “especialista en desahucios”. Por sus fauces lanzaba amenazas aterradoras. Nos vapuleó, acorraló, asedió y, finalmente, nos venció. Su actitud no se ceñía al perfil de alguien que ejecutaba su trabajo, había crueldad…

Olga Ramos , momentos de felicidad en su viejo local

Ahora he sabido que era simple interés, interés económico, naturalmente. Ante la amenaza del cierre, conseguí que algunas personas de Gerencia de urbanismo, acudieran al local; días después tuvo lugar el encuentro. Junto a mis empleados-amigos preparé el escenario. Ahora quiero que cada uno de los que lean este relato, desde cualquier lugar del mundo, intenten visualizar lo que voy a describir: 

Partitura de Cuadros disolventes...
Una de tantas "residentes" en el local



Recostados en el respaldo del viejo diván del escenario, nuestros mejores mantones; sobre la pianola de finales del XIX, rejuvenecida por la ilusión, descansaba el fonógrafo centenario, las partituras irreemplazables: “La chica del 17”, “El Conde de Luxemburgo”, “La cumparsita”, “Candilejas”, “Fascinación”, “El Cipriano”, “La Revoltosa”, “Scherezade”, “Las tardes del Ritz”, “La Canción del olvido”; el violín francés de escuela italiana…




Olga y su violín francés de escuela italiana... 


Muchos de los objetos reposan en el Museo Olga Ramos, en la actualidad
Abanicos...
Frente a la pianola, la silla de la telefónica que tantas noches acogió a Fortunata; las candilejas que habían pertenecido a un paso de Semana Santa y que, de nuevo, cumplían su misión alumbrando con sus candiles aquel Templo del cuplé; en el centro del tablao, el atril de bruñido metal; en la pared lateral, los marcos labrados de bronce procedentes del Palacio del Duque de Osuna; el telón de fondo (en forma de gran abanico de 6 X3 metros) representando a unas cupletistas de coloridos trajes que, esperanzadas, miraban coquetas al respetable (no sabían que allí estaría el depredador) ¡Qué preciosa era aquella pintura realizada años atrás por los alumnos de la cercana Escuela de Artes y Oficios! El escenario era un ascua de luz dorada y cálida. Allí quedaba la parte material, aunque cada objeto tuviese para mí su propia alma.

    Las despedidas de Soltero/a del local...
 Fue el mejor escenario para las celebraciones
 La parte humana estaba en el salón: Mi madre, bellísima, octogenial y confiada, creyendo que sus méritos la permitirían conservar lo que ella llamaba su Reino; la vecina ciega del 4º que había nacido en esa casa y que no comprendía que los que habían jugado con ella de pequeña (los herederos que ahora nos echaban) podrían desalojarnos sin contemplaciones; los empleados -que como una piña nos rodeaban- oliéndose el desenlace fatal; mis tías, fiel matriarcado, que tampoco entendían nada “¡Con lo que Olga Ramos representa para Madrid…!”





                    


                           

Terminó la visita y la esperanza anidó de nuevo en mi corazón ¡Vana quimera!
Detalle de las vidrieras
Una mañana, con total impunidad, la propiedad derribó un tabique desde la escalera al interior, dejando nuestro local a merced de cualquiera que entrase por el portal; otra, apuntalaron el cafetín, que desapareció ante la piqueta; después, cortaron el agua del edificio (aunque no pudieron detener la acometida directa del Canal al local); más tarde, llenaron la salida de emergencia de hormigoneras, sacos de cemento, vigas y demás impedimentos, saltándose a la torera cualquier medida de seguridad. Aquello fue la puntilla. Yo no podía mantener un local abierto en esas condiciones y me rendí.


 Y nos llevamos los muebles…
 Las reliquias, las vidrieras, los lindos polichinelas
 las coquetas cupletistas, los cortinajes de seda,
 los trajes de las artistas, las místicas candilejas.
 Las lámparas, los espejos, la centenaria pianola,
 el pianillo sordo y viejo, el sofá, las dos farolas,
 los mantones, los plumajes, las rejas ajardinadas,
 las fotos de personajes que acudieron a la sala;
 las alfombras, la escalera y hasta un púlpito de bronce
 (que fue devuelto a una iglesia)
 Los diplomas, las vitrinas, la araña de aquel café...
 y las voces cristalinas de las damas del cuplé.


                                                                                     Olga María Ramos Junio 1.999

Aferrada al pasamanos... 
Recuerdos perdidos bajo la lluvia
Nuestra amiga la vecina ciega, resistió un año. Sola en el edificio, bajaba cada día a por agua a la Plaza del dos de Mayo. Aferrada al pasamanos de caoba, sorteaba como podía aquella escalera infernal, desconocida de tanto trasto acumulado. Aunque a lo largo de los años había memorizado cada escalón, no reconocía ahora todos los escollos pérfidamente preparados para derrotarla a ella también, lo que aconteció cuando, desde el tejado, dejaron al descubierto el techo. Sus muebles, sus queridos y valiosos muebles de finales del XIX se perdieron con la lluvia.




De aquel horror ya superado me quedó un insomnio pertinaz. La ilusión por cantar no me la arrebataron.
Olga María y su fiel gatito Piropo, en una de sus noches de insomnio,
herencia de aquel horror. Aprovecha las horas para trabajar por y para el cuplé.

SE CIERRA UNA PUERTA Y SE ABRE UNA VENTANA… AL CUPLÉ

Olga María Feliz en el Prosperidad, Las viejas cupletistas del telón, sonrieron de
nuevo junto a ella durante unos meses. Ahora descansan esperando un "tratamiento de belleza" restaurador.

 La casualidad o causalidad quiso que en junio, triste fecha para mi recuerdo, se produjera una alegre noticia: mi debut en el Pequeño Gran Teatro Prosperidad donde cada viernes recupero de alguna forma lo que fueron “Las Noches del Cuplé de Olga Ramos…

          


                           

Olga María junto a Ángel Cercós y Montse Martínez , dueños del Teatro Prosperidad
en el segundo aniversario de las actuaciones de la artista.
Y para celebrar y recordar aquí tenéis un chótis que le compuse a mi madre cuando aún actuaba en su local. Se titula, naturalmente, OLGA RAMOS

                 


2 comentarios:

  1. maravilloso escrito y que vergüenza para eta comunidad de Madrid que no se haga nada

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  2. Que maravilla de crónica. Que pena no haber podido salvarlo

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