Con una imagen de lujo de la "almógrafa" Patricia Llaneza, nuestra amiga “Octogenial” María Isabel Martínez Cemillán, nos brinda su acertadísima visión de la Gran Vía Madrileña.
DE PASEO POR LA GRAN VÍA
Antes de adentrarnos en esta preciosa calle, vean un vídeo que se
hizo con motivo del centenario de la castiza vía madrileña. Fuimos 100 los que
contamos lo que para nosotros es la Gran Vía.
LA GRAN VÍA (1)
María Isabel Martínez Cemillán
Avenida singular, moderna, comercial,
muy populosa, comienza en la calle de Alcalá, junto a la iglesia de San José y
finaliza en la Plaza de España.
A finales del siglo XIX, nuestra capital
aspiraba a tener un eje que facilitara la comunicación entre el Este y el Oeste
de la Villa, dos nuevos barrios en plena extensión, Salamanca y Arguelles, sin
tener que atravesar el dédalo de callejuelas estrechas y tortuosas del viejo
Madrid. En 1886 el arquitecto Velasco, traza un proyecto que se expone al
público y origina una gran controversia, hay que derribar numerosos edificios
vecinales, un gran problema que inspirará a Federico Chueca para crear su
famosa zarzuela “La Gran Vía” con tan gran éxito que hoy día aún se sigue
representando.
Partitura de la Gran Vía
En 1898 el Ayuntamiento da luz verde al
proyecto y encarga a los arquitectos municipales López Sallaberry y Octavio
Palacios lo revisen y aprueben, pero como los problemas vecinales continuaban,
las obras no comienzan hasta el 4 de abril de 1910 en que el rey Alfonso XIII “
con una piqueta de plata regalo del Ayuntamiento golpea la primera casa a
derribar, llamada la Casa del Cura porque era donde vivía el párroco de San
José, dando comienzo a las obras”
Don Alfonso XIII piqueta en mano
Las expropiaciones forzosas generan
multitud de protestas y actos violentos a pesar de que los solares se pagaban a
75.000 pts., unos con otros, que se repartían entre los perjudicados, la
financiación era tan escandalosa, 29.000.000pts. que costó Dios y ayuda
conseguirla y obligó que el proyecto se realizara en varias fases, siendo la
primera desde la calle de Alcalá hasta la Red de San Luis, 1910 – 1917, sin la
menor duda, la más bonita y armoniosa, con edificios sólidos y decorativos,
algunos “estilo montañés”, galerías con arcos, cerámicas y preciosa rejería,
otros lujosos y muy ornamentados, “modernismo ecléctico”.
La Gran Peña
Gran Vía, 2, CASINO LA GRAN PEÑA, club
privado, elitista, 1917, tuvo tanto éxito en sus primeros tiempos que llegó a
rivalizar con el Círculo de Bellas Artes, siendo muy celebradas las “puestas de
largo” de la alta sociedad y los brillantes bailes de Carnaval.
Peñistas recordados, Canalejas y José
Calvo Sotelo. Enfrente, EDIFICIO UNIÓN Y EL FÉNIX, compañía de seguros, estilo francés "pompier”,
elegante, rematado con una cúpula de pizarra con motivos metálicos revestidos
de pan de oro y sobre ella una escultura de Ganímedes sobre un ave Fénix,
distintivo de la compañía. Cuando a principios de los años 70 lo compra
METRÓPOLIS, la escultura es reemplazada por una Victoria alada, obra de Coullot
Valera. Fue el edificio más alto de Madrid hasta 1921, icono de la Gran Vía,
inmortalizado por el pintor Antonio López, aunque en realidad tiene la entrada
por Alcalá y Caballero de Gracia, porque Gran Vía, 2, es el EDIFICIO GRASSY,
1917, al decir de Pedro de Répide, el mejor cronista de la Villa, “ de tan mal gusto que parece una tarta
nupcial con ramillete y todo” En 1952, se instala el relojero suizo Grassy
presentando en Madrid los relojes de “alta gama”, da nombre al edificio y crea
un museo dedicado a la historia del reloj.
Sigamos, Gran Vía, 13, CENTRO CULTURAL
DE LOS EJÉRCITOS, más conocido como CASINO MILITAR, 1916, gran puerta de
entrada en el chaflán, escudo-lema y modernísima marquesina de hierro y cristal absolutamente
novedosa en su época. Su interior, sólo para socios, ofrece una biblioteca con
miles de ejemplares, incluso un incunable, la escuela de esgrima más antigua de
Europa, salón de baile y gimnasio.
Casino Militar
Desde hace unos años, restaurante
abierto al público. Parte de la fachada pertenece a la calle Virgen de los
Peligros, nombre legendario. En esa calle estaba un convento de monjas donde se
veneraba una imagen de la Virgen traída de África, en el patio había un gran
pilón que comunicaba con un canalillo que, a su vez, desembocaba en el Arroyo
de Recoletos, el pilón estaba cubierto por unas tablas sobre las que un día saltaba una niña de
cinco años hija de la mandadera de las monjas, las tablas se rompen, la niña
cae al pilón y desaparece la madre clama a la Virgen “!Sálvamela de tan grandes
peligros!” la pequeña queda atrapada antes de caer al canal y pueden sacarla
sana y salva, y comienzan a llamar
Virgen de los Peligros y cuando muchos años después el convento es derribado,
la calle toma su nombre.
Oratorio de Caballero de Gracia
Hagamos un alto en el camino para escuchar el precioso vals "Caballero de Gracia" de la Zarzuela "La Gran Vía" de Federico Chueca
Y ahora, sigamos el paseo
Gran Vía, 17, ORATORIO CABALLERO DE
GRACIA, una joya escondida obra de Juan de Villanueva, con doble fachada, a la
calle de su nombre, la entrada principal y en la posterior, viviendas de los
capellanes y dependencias que hubo que derribar para alinear la nueva calle
construyendo una fachada-telón con entrada al templo, bastante anodina hasta
que en 1991, el arquitecto Feduchy alza un arco triunfal abierto que permite
ver la cúpula original, auténtico remanso de paz en la concurrida calle que desemboca
en la Red de San Luis, curioso nombre que alude a tiempos remotos en los que
dos veces en semana los panaderos del pueblo de Hortaleza, alabados por su
buenísimo pan, montaban sus puestos cerca de la hermosa iglesia de San Luis,
quemada en el 36, cercándolos con una especie de red de gruesas cuerdas, que
acabó dando nombre al lugar.
Metro de la Red de San Luis
En plena Red de San Luis estaba una de
las primeras estaciones del Metro, situada a tan gran profundidad que precisó
un ascensor, ubicado en vistosa y moderna marquesina de hierro y cristal
operativa hasta 1970. Cuando se remodela la zona y se quita la marquesina, los descendientes
del gran Antonio Palacios, su autor, reclaman esa pequeña gran obra de arte
urbano, y se la llevan a Porriño, pueblo natal del arquitecto.
Pero volvamos atrás porque desde la GRAN PEÑA,
además de notables edificios de viviendas y oficinas, rematados la mayoría con
los templetes tan de moda, y variopinto
comercio en los bajos, estaba, está, el BAR CHICOTE, establecimiento señalado
del Madrid de mediados del siglo XX. Pedro Chicote, popular Perico Chicote,
ejemplo de de trabajo, sana ambición y afán de superación, entró con 17 años en
el Hotel Ritz como ayudante de bar, pronto pasa a “barman” puesto que tiene que
abandonar para incorporarse al ejército en la guerra de África, donde le
nombran jefe de cantinas, a su vuelta regenta el Bar de las Cortes y,
consciente de su popularidad, decide montar un establecimiento propio en el nº
31 de la calle.
Los Príncipes de Mónaco, Gracia y Rainiero con el popular barman Perico Chicote
Éxito total, como recuerda Agustín Lara
en su chotis Madrid “ el bar Chicote se convirtió en un lugar postinero con la
crema de la intelectualidad, la política y el cine del mundo entero”
Lo frecuentaron desde Grace, Rainiero y Soraya, José Antonio Primo de Rivera y ¡La Pasionaria! (existen fotos que lo atestiguan), Hemingway, Ava Gardner, asidua cliente …
Perico Chicote y Agustín Lara
Chótis Madrid. Cantan Olga Ramos y Olga María Ramos
Lo frecuentaron desde Grace, Rainiero y Soraya, José Antonio Primo de Rivera y ¡La Pasionaria! (existen fotos que lo atestiguan), Hemingway, Ava Gardner, asidua cliente …
Ava Gadner, "El animal más bello del mundo"
Sofía
Loren, Alfredo di Stéfano, Alexander Fleming, al único que regaló una de
sus botellas a un larguísimo, interminable etc, etc.
Alfredo Di Stefano
En 1947, inaugura su Museo de Botellas,
iniciado con el regalo del embajador de Brasil de una exótica bebida que
aumentará hasta 20.000 botellas de todos
los países, la más antigua, un licor holandés de 1575, un tesoro único por el
que Onassis le ofreció 30.000.000 ptas. oferta que Chicote desestimó, su Museo
no tenía precio.
MUSEO
CHICOTE
Y así hasta el 25 de diciembre de 1977
en que muere, fatídica casualidad, el mismo día y casi a la misma hora que
Charles Chaplin, el mundo entero lloró a “Charlot” y el todo Madrid, sin
excepción, despidió emocionado a Pedro Chicote, un “The End”, muy
cinematográfico, para un Madrid de la “belle èpoque”, que despedía a una
ciudad caduca y pobretona con la llegada
de la arteria más moderna del siglo
FOLLETO DE "CHICOTE"
(Continuará)