Hacía tiempo que mi amiga Carmen Rosas no me enviaba algún relato. El que ahora publico muestra una muy especial experiencia vivida por ella en el Hospital del Niño Jesús y su inagotable amor por México.
Antes de darle paso, quiero compartir esta imagen del hospital que se publicó en La Ilustración española y americana en el año 1881, cuando lo estaban construyendo. Curiosamente, los ladrillos que se utilizaron fueron fabricados en el mismo lugar de la obra
Admirada Olga:
Antes de darle paso, quiero compartir esta imagen del hospital que se publicó en La Ilustración española y americana en el año 1881, cuando lo estaban construyendo. Curiosamente, los ladrillos que se utilizaron fueron fabricados en el mismo lugar de la obra
Admirada Olga:
Esta vez quiero hablarte de personas que
hacen una labor tan discreta como
inapreciable: Los voluntarios en el Hospital Niño Jesús de Madrid, hombres y mujeres que ponen su tiempo, sonrisas
y saber estar en un sitio en el que se respira la alegría sacada de las fuerza
de vivir.
Primero he de contarte que mi hija mayor estuvo ingresada cuando tenía 2 años. Los médicos buscaron todo ese tiempo el antibiótico que erradicara un virus que le estaba invadiendo el cuerpo. Fueron días de incertidumbre y angustia que solo comprendemos los que pasamos por algo así. Coincidía que era día de Reyes y para sorpresa de todos SSMM llegaron con regalos para todos los niños hospitalizados. Mi hija tenía tanta fiebre que sólo quería arrinconarse en la pared con los ojos cerrados; al igual que ella, varios niños tenían sus juguetes en la cama al día siguiente sin abrir... Una imagen que no olvido: Camas blancas, niños con tubos en el cuerpo, juguetes envueltos, sin tocar, padres con la mirada perdida… silencio.
Los días siguientes nos visitaron los
Médicos Payasos, en cuanto entraban en la habitación nos pedían a los padres
que guardáramos silencio para dejarles obrar la magia… sacar sonrisas y caras
de sorpresas a niños embotados por el encierro y el aburrimiento. Cuando salían
de la habitación dejaban una estela de color y alegría que duraba mucho tiempo.
En la primera planta hay un pequeño auditorio en donde exhiben películas, obras de teatro, manualidades, etc. Cada vez que entras sientes el dolor de ver los estragos que la enfermedad hace en personitas inocentes, que no merecen sufrir de ninguna manera; en ese anfiteatro es donde los niños o padres que quieran pueden esperar antes de pasar a consulta, quimioterapias, tratamientos varios, etc. Era mi sitio favorito en el hospital ya que ahí no había camas, ni médicos, sólo cosas divertidas para ver o hacer, entre tijeras, papeles de colores, pegamento y sonrisas de los voluntarios. Yo, como madre, sentía que el peso que tenía sobre los hombros todo el tiempo desaparecía, de nuevo veía a mi hija como una niña feliz y no como una niña enferma. Los médicos con su profesionalidad, amabilidad y extrema dedicación me hacían sentir una intensa punzada en el estómago todo el tiempo, no podía evitarlo, los veía acercarse y toda yo era angustia y anhelo de que me dijeran lo que yo quería escuchar.
Cada padre que hemos pasado por el
hospital hemos querido agradecer los momentos de color y sonrisas que recibimos
desinteresadamente de SSMM Los Reyes Magos, de los Médicos Payasos y de los
voluntarios que dan tanto por nuestros hijos. Hay varias formas de agradecérselo,
tuve la gran suerte de que me permitieran mostrar un poco del mucho colorido de
mi México en el anfiteatro ¡Qué te puedo decir! Como sabes, el descubrir las
maravillas de mi tierra lo considero un privilegio, el dar, en estos casos, tiene
otro concepto, un verbo que aún no se inventa, no existe palabra que describa el
hecho de que, en teoría, tú ofreces algo pero durante, después y para siempre, la
persona que más recibe eres tú.
Carmen Rosas, segunda por la derecha, con las monitoras. |
Me llamó la atención que, de todas las
opciones que llevé para que eligieran qué manualidad hacer todos, todos los
niños y niñas optaran por Frida Kahlo, diadema con flores (monitoras también,
ellas hicieron la suya para llevar a casa y la tuvieron puesta todo el tiempo),
dibujos para iluminar de Frida, pulsera con flores, mariposas... Todo en el colorido “mexicano” que siempre
elijo: colores intensos que, al estar juntos por arte de magia, son aún más
brillantes.
Las niñas salían con su diadema de enormes
flores puesta en la cabeza, los niños elegían un dibujo para iluminar y una
diadema o pulsera de flores, deseaban ver a mamá o a la abuela para colocársela
ellos mismos, acordé con ellos que cuando mamá o papá tuviera la cara triste se
la pondrían para que sonriera.
Supongo que así como decir México es decir
color, música... ahora, cada vez más, es comida...
Decir Frida Kahlo es decir heridas, valor,
rebeldía... vida vivida intensamente, a tope, con excesos de amor, alegría,
tristeza infinita, colores, miradas, dolor, directos, sin filtros.
LAS DOS FRIDAS (1939 "Pinto autorretratos porque estoy mucho tiempo sola. Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco". |
Unidos por naturaleza, fundidos como una
sola cosa y reunidos como complemento en un solo sitio, en un solo cuerpo, en
una sola vida.
"Yo solía pensar que era la persona más extraña del mundo, pero luego pensé, hay muchas más gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino e imagino que ella también debe estar ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú".
Año con año la veo convertirse en una
bandera de algo que mi querido y herido México conoce muy bien, amor a la vida,
al color, a la alegría a pesar de todo y contra todo.
Dolor, amor, clamor, color.
EL ABRAZO DE AMOR DEL UNIVERSO "¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: Yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida" |
Contemplemos los maravillosos tiempos con su colorido contraste que nos
toca vivir… mujer turquesa.