Finca Galea, un lujo para los sentidos |
Mi amiga, Carmen Rosas, mexicana y enamorada de España, me envía la siguiente carta que quiero compartir con todos ustedes.
Primorosa plumilla de La Finca Gadea |
Querida Olga:
Espero esta vez tener las palabras justas para compartir contigo lo especial e inigualable que es Galicia, la Galicia que me oxigena el alma, todos los veranos es necesaria para mí, me alimenta, pero este año en especial me ha desbordado.
Empezare por hablarte de un hombre: El Hombre Galea, Emilio un hombre que en sus ojos tiene el color de la libertad, del agua, un azul suave pero intenso.
Emilio Méndez Corral |
Cuando habla de su gran pasión sus ojos se inundan.
Ahora te hablare de su pasión, pasión no sería la palabra, tal vez sería más acertado llamarle filosofía de vida: El agua, de niño soñó ser dueño de un sitio en donde en el agua fuera libre para hacer sonidos, no ruido como él diferencia, dice que la naturaleza hace ruido cuando está furiosa cuando le quieren quitar su libertad, el agua por ejemplo chilla cuando está atrapada y se desespera cuando el sitio de salida es demasiado pequeño, por eso la naturaleza hace crecer yerbas acuáticas, para acallar ese grito desesperado, pero aun estando en calma siempre encuentra el sitio por donde recuperar su camino, puede tardar años o siglos en vencer sus obstáculos pero siempre gana y vuelve a gritar pero ahora feliz, de libertad… hasta el próximo obstáculo.
Finca Galea, su casa, también casa de encuentros como la tuya; pero no solo de amigos que no han sido presentados, él cede su protagonismo como anfitrión para tratar de explicar que la anfitriona real es alguien más inmensa pero intangible como la naturaleza: siempre serena e indomable.
Su finca es cruzada por el Rio de Ouro,
El agua protagonista |
El cauce del Rio esta desviado a un antiguo molino de trigo con un gigantesco batan que cuando da golpes hace retumbar el suelo y los huesos…
El poderoso e intenso latido del corazón de Galea, a partir del molino construido totalmente en piedra el agua se desvía primero en un arroyo por el que navega una barca de piedra con el apóstol Santiago como único pasajero dando motivos para pensar cómo es posible que flote una barca de piedra con peso adicional encima.
Al lado del molino hay dos láminas de agua, que en el día son bellas pero al atardecer…
El molino |
Emilio ha colocado en sitios muy estratégicos luces dirigidas a ellas y con la presión adecuada de agua, a través de complicados sistemas de compuertas para guiarla que solo él conoce hace bailar la luz de arriba abajo y de abajo a arriba, llamas vivas, ansiosas en las que según va disminuyendo la luz natural se combina la artificial hasta ser esta última, el ama… sinfonía de arco íris, cientos de ellos… de sonidos… de ráfagas de olor a agua y moho… a tierra y agua fértil… de brisa acariciando…
La casa: típicamente gallega, suelos y techos de madera por el interior y pizarra en el exterior con sus indispensables protecciones superiores contra las “bruxas, porque haberlas, hailas”, paredes todas de piedra, comedor de piedra y mármol, capilla, alma de piedra rodeada de hortensias rebosantes de color abrazándola dándole con sus gamas de rosas, lilas y azules el toque justo al gris de la piedra, en otro tiempo la casa del cura, desde donde del balcón de la habitación principal (habitación que cada visita nos ceden) en donde a través de un palmera indiana se ve el castillo del Mariscal Pardo de Cela, un antiguo Torreón con capilla del siglo XIV incluida.
En Finca Galea solo hay flores en la casa, el resto de su enorme extensión tiene como protagonista, el agua como espejos en medio de un verde intenso y monumentos de piedra, yo les llamaría recuerdos del inconsciente colectivo celta tan arraigado en el norte de España.
Monolitos de piedra acariciados por intricados sistemas de de irrigación inventados por Emilio acariciando y venciendo con amorosa paciencia la piedra con sus suaves besos.
Dólmenes, menhires, puentes de madera o piedra todos con un acogedor sitio para sentarse a escuchar “Ponte dos Namorados”, ”Ponte da Inspiración” ,“Paso dos Troiteiros” cada puente único, bello en sencillez y originalidad, arboles fósiles uno en forma de boca abierta y otro con sus raíces gigantescas como visor giratorio de el contorno, para; como dice su hacedor “centrarse en un monumento en especial y no distraerse en el entorno”.
El resto de árbol quemado por los incendios provocados años atrás, con un placa en gallego recordando la crueldad el hombre y sus ambiciones.
El rio desviado que recorre la finca se convierte en un sereno lago de donde surgen menhires reunidos en medio de su espejo de plata.
Junto al lago un anfiteatro de césped, como escenario un isleta verde dentro de otro espejo de plata y como oratorio otro árbol fosilizado.
Al salir del anfiteatro otro árbol techado, este con un letrero “Si agua quieres beber, la palanca has de erguir” y por arte de magia en medio del recorrido encuentras un árbol del cual beber agua fresca.
La palloza (cabaña)a un lado construida a la usanza antigua con paja por fuera y lareira (cocina) de piedra, al lado de la palloza un monumento especialmente bello y único” Cova das Necesidades” elaborado con gigantes piedras desgastadas de rio con monolitos sospechosamente parecidos al Apóstol Santiago.
La "Lareira" |
La sorpresa es que la función practica de ese monumento es su uso como entrada de los servicios.
En esta parte el Rio de Ouro ciñe mas su abrazo a Galea y con un poco de suerte, si los visitantes humanos no contaminan con sus ruidos, en silencio del rio se escuchan los sutiles diálogos del rio, el aire, las aves, las mariposas y ranas, cada sonido diferenciado pero al mismo tiempo siguiendo un ritmo suave y cadenciosos con sus pausas y respuestas.
Si entendiera el lenguaje musical podría describírtelo de mejor forma, pero querida Olga soy muy ignorante.
El recorrido no termina porque al ser circular como la misma naturaleza lo es, según Emilio nunca puedes decir que has terminado porque cada tramo tiene un desvío para regresar en espiral.
Yo le comento que en esta parte no termina el recorrido pero sí que es como el altar o la culminación y se trata de los dos arroyos, uno de ellos llamado el arroyo de los ciegos porque se oye pero no se ve a simple vista , este arroyo nació del comentario de una persona ciega que expreso lo siguiente: “qué bonita debe ser, quien pudiera verla”, el otro llamado el arroyo de los sordos porque se ve pero no oye, estos dos arroyos se unen en una encrucijada dando sentido a una lei de vida “ cuando carecemos de un sentido, los otros sentidos por naturaleza se desarrollan más fuertes”, los arroyos tienen una placas con la siguientes leyenda, te lo transcribo en gallego por la dulzura tan especial que tiene:
REGO DOS XORDOS
BEN TE VEXO
NON TE ESCOITO
POR ESO TE QUERO
POR ESO TE SOÑO.
REGO DOS CEGOS
SEI QUE ESTAS NON TE VEXO…
CONMIGO FALAS
POR ESO TE QUERO.
ENCRUCILLADA.
NO MONTE NACEMOS
AQUÍ NOS XUNTAMOS
DOS NOSOS DEFEUTOS
VIRTUDES SACAMOS.
Puede parecer tan simple pero en un entorno con en el que lo lees lo hace intenso.
La mujer Galea: Carmen es como Galicia personificada, de piedra firme, acogedora que da abrigo incondicional, generosa al límite y aun así con pena por no poder dar más.
Piedra que envejece a veces olvidada y un poco en pedacitos pero siempre sonriente y amable, siempre dando, ocultando a los demás sus roturas. Piedra con la belleza que solo da la solera de duros inviernos y veranos esperanzadores…
Viejos aperos, recuperados y restaurados |
Que bella es tu tierra Olga, que intensa, cada rincón al que he tenido el privilegio de hundirme me ha atravesado el alma, su gran belleza me pasma, vuestro pasado grabado en piedra, a veces ignorado pero no por eso indiferente para los que reconocemos su grandeza en granito desgastado.
Está pendiente escribirte de Toledo, mi Toletum.
El hombre Galea me dio un pedacito de su Finca.
Se lo pedí para ti, para tu casa de encuentros: dos hermosas hortensias en maceta, espero tener el gusto de verte esta semana o la siguiente porque hay regalos que no aguantan mucho mas.
Te mando un fuerte abrazo, Carmen Rosas.
www.fincagalea.es
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