Diseño del blog y montaje de imágenes/ fotografias y videos : Mar Buelga. Textos: Olga María Ramos y colaborador@s

martes, 30 de abril de 2013

Batiburrillo 2



Aunque ya expliqué que, según la RAE, lo correcto es Baturrillo, permítanme los señores académicos, que siga utilizando “Batiburrillo” que me parece palabra más traviesa y acorde con el desconcierto, el desorden, el barullo…


Pues seguimos con los cómicos, en este caso:

LUIS ESTESO
Luis Esteso

Luis Esteso López de Haro cuyo nacimiento no acaba de precisarse si fue en 1881 o 1879, nació en la localidad conquense de San Clemente y murió en Madrid en 1928. Fue un artista cómico excepcional, además de escritor que abarcó diferentes géneros literarios

Luis Esteso tenía un humor natural, bullanguero y espontáneo.
Se ceñía flexiblemente al público que lo escuchaba, por lo que en La Latina era bastante bestiajo y en el Romea se ponía finolis.

En el Romea... Finolis
En La Latina... Bestiajo













Aquí le tenemos en tres distintos historietas bien divertidas.

            


Cuando actuaba en La Latina, el teatro se abarrotaba de chulapos del barrio de la Cebada y Lavapiés. Entonces, Luis Esteso muy chulangano se largaba el siguiente parlamento:
         “De puro chulo que soy, me despierto solo, me columpio en un chorizo, me saco la raya con una motocicleta y me abrocho la americana con un berbiquí.”
La Fornarina

La respuesta femenina se la daba la frívola Fornarina que, en esta ocasión, convertía su picardía en fina chulería:

“QUE SI SERÉ CHULA,
Y ESO NO ES BROMA,
QUE ME LAVO LA CARA
CON ESCAROLA,
Y ME PLANCHO LAS MEDIAS
CON ALMIDÓN
Y ME COMO EL COCIDO
CON TIRADOR...”

Luis Esteso, genial humorista, se bifurcaba en dos facetas completamente opuestas: el que hacía reír a la gente soltando burradas y el Esteso austero, serio e intelectual.

En este caso le vamos a escuchar su particular versión de “El crimen de Cuenca” 

                    

Estaba casado con Dª Polonia, a la que llamaban “La Cibeles”, también artista y con la que solía formar pareja.
 
Luis Esteso en dos de sus caracterizaciones
Tenían una niña: Luisita que, más tarde, seguiría los pasos de sus padres.
Luis Esteso murió en plena dictadura, a causa de un cáncer de laringe. Cuentan  que un instante antes de morir les dijo a su mujer y a su hija:
-¡Yo me voy! ¡Ahí os quedáis con Primo de Rivera...!
Esa fue la última broma que recorrió los Madriles...

LUISITA ESTESO
Luisita Esteso

Luisita Esteso, hija del genial humorista Luis Esteso, se especializó en caricaturizar canciones e intérpretes, intercalando comentarios que hacían las delicias del público.


Vayamos conociendo la comicidad de Luisita con esta grabación en la que con gran genialidad alterna monólogo y canto

                        




Tenía un fino sentido del humor; era espontánea y, seguramente por sus improvisaciones, gozaba del aprecio de la gente que la seguía, incondicional, en sus actuaciones.
Sin embargo, no fue siempre así; el ser hija de quien era, no la ayudó, excepto, claro está, en los preciados genes heredados (si lo sabré yo…). 
Las comparaciones de los escépticos, retrasaron su consagración definitiva. Pero a fuerza de un humor muy bien hecho y de una comicidad innata, se fue imponiendo hasta conseguir ser reconocida como una de nuestras mejores cómicas. 

                        

En la memoria de cuantos tuvieron la suerte de verla actuar, quedará el recuerdo de Luisita Esteso en el papel de niña bien,  mamá de la artista,  rumbera,  cantaora tanguista o tan tonta como “La tonta Tomasa” que fue una de sus canciones más celebradas:
Sin duda, la natural espontaneidad de Luisita Esteso, le granjeó para siempre, la admiración y el cariño del público. 


        


DOS HISTORIAS PERRUNAS

EL PERRO PACO

Aunque se adelantó al Madrid cupletero, es menester que el perro Paco figure en esta relación pintoresca.
Se hizo muy popular entre 1.881 y 1.882.
Su primera aparición, digamos pública, fue en el Café de Fornos  “entablando amistad”, casi de inmediato, con el marqués de Bogaraya.
Él fue, precisamente, quien le bautizó con ese nombre.
Su cobijo nocturno eran las cocheras de la calle de Fuencarral. En cuanto amanecía ya estaba Paco por la calle, visitando cafés y tabernas, al quite de algún churro o porra.
Este perro, que a todos caía en gracia, era de pelaje tosco y  oscuro siendo  difícil adivinar su raza, suponiendo que la hubiera tenido.
De su aseo diario se ocupaban los empleados de limpieza del Ayuntamieno que, bajando la presión de sus mangueras, duchaban a Paco hasta dejarlo reluciente.
Además de frecuentar restaurantes y teatros, a Paco lo que le gustaba eran los toros; así que cuando olisqueaba en el aire el tufillo de los cornúpetas, se dirigía a la plaza de turno para “colarse” y asistir  a la corrida. No había crítico mejor,  ya que cuando la lidia no era de su agrado,  Paco demostraba su desaprobación ladrando furibundo.
En cierta ocasión fue volteado por  “Florido” un toro de poca casta que lo elevó a las alturas, afortunadamente sin consecuencias.
Sin embargo, no corrió la misma suerte cuando, repitiendo la protesta, fue ensartado por un mal novillero apodado “Pepe el de los galápagos”. A pesar de la rapidez con la que los monosabios le llevaron a la enfermería, nada se pudo hacer y Paco murió el 21 de Junio de 1.882.
Un rugido de rabia brotó de las gargantas de los espectadores y aquel mediocre y cobarde lidiador, tuvo que salir de naja, entre la indignación del público.
Su muerte fue muy sentida, dedicándole varias esquelas en los periódicos e incluso el Rey Don Alfonso XII, le envió al marqués sus condolencias.
Frascuelo, Eduardo del Palacio y el propio marqués, decidieron mandarlo disecar y estuvo expuesto en el museo taurino, ubicado por aquel entonces, en la esquina de las calles de Alcalá y Fuente del Berro.
Cuando, siete años más tarde, cerraron este museo, el marqués lo hizo enterrar en el parque del Buen Retiro.
La historia dio lugar a una Polka

¿Fue Paco la reencarnación de un castizo que no se conformó con viajar “de Madrid al cielo” y prefirió seguir en el “foro” terrenal?
¿Sería este el perro Paco?

UN PERRO PÍCARO
Perro Vagabundo
Iglesia de San Sebastián (Madrid)

En el pórtico de la iglesia de San Sebastián, próxima a la calle Atocha, se plantaba cada día un perro vagabundo que,  muy  digno y erguido, se sentaba a la espera de que alguien depositase a sus patas alguna moneda.
Cuando esto sucedía, la recogía delicadamente con la boca y, raudo, la dejaba caer sobre el mostrador de una pastelería próxima. 
El pastelero entonces, le entregaba un bollo que el perro, de vuelta a la iglesia, mordisqueaba placenteramente.





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