Diseño del blog y montaje de imágenes/ fotografias y videos : Mar Buelga. Textos: Olga María Ramos y colaborador@s

martes, 9 de abril de 2013

Sara inmortal

Tras la noticia del fallecimiento de Sara Montiel nos llega en forma de mail una nueva colaboración desde México. Donde Sara es adorada y donde trabajo en sus inicios.
Aunque su autora no quiere, no tiene ningún interés en ser protagonista y siempre se esconde, "la escondemos" tras sus iniciales, este relato escrito desde sus vivencias, desde su corazón, nos "invita-obliga" a descubrir el nombre completo de nuestra autora, por ella y por Sara que allá donde se encuentre estará feliz de conocer quien de ella tiene tan buenos recuerdos. Y sin más os dejamos con el maravillo y sentido relato de Lourdes Franco Bagnouls.

Gracias por seguirnos.


 8 de abril de 2013

Queridas Olga María y Mar:

Hoy mi alma está de luto, se ha ido la artista que me descubrió el cuplé cuando yo tenía ¡siete años! Y en México se estrenaba El último cuplé. Hoy, mi computadora lleva como fondo su retrato, hoy, su voz me ha acompañado el día entero, hoy, si me lo permiten, quiero evocar el paso de Sara Montiel por México y contribuir así, desde el otro lado del océano a rendir homenaje a quien ha entrado con el pie derecho al Parnaso de los dioses mayores.


 
Sara llegó a México muy jovencita, el director Miguel Zacarías se fijó en ella para filmar tres películas con el galán mexicano de moda: Pedro Infante.
Pedro Infante

Esas tres cintas fueron Necesito dinero, Ahí viene Martín Corona, y Vuelve Martín Corona, películas en las que destacaba sobre la pantalla, además de la gracia dicharachera de Pedro, la belleza inigualable de una Sara Montiel que si bien no había consolidado la personalidad plena de sensualidad que la caracterizaría tras El último cuplé, sí proyectaba un gran carisma que le abrió sin duda las puertas de una industria cinematográfica pujante y en plena efervescencia.




Tras estas tres primeras películas vinieron otras que además de evidenciar el enorme atractivo de la manchega daban testimonio del potencial actoral que poseía; sus títulos: Cárcel de mujeres, Piel canela y Donde el círculo termina. En la primera de ellas compartió créditos con estrellas del cine mexicano como Miroslava, Katy Jurado, Emma Roldán y María Duglas. El papel que Sara desempeñaba era complejo, lleno de matices que iban desde la frialdad asesina hasta la ternura maternal más acendrada; Sara supo mantenerse a la altura de las consagradas actrices que la acompañaban en esa historia acre y plena de dramatismo. Piel canela, requería de Sara un gran sacrificio: su belleza, pues la película narra la vida de una mujer que tenía medio rostro desfigurado. Finalmente en Donde el círculo termina, Sara volvió a encarnar el papel de una mujer frívola y cruel al lado del actor Raúl Ramírez. Estas tres cintas mostraron sin duda que tras la figura de una joven extraordinariamente hermosa no se encontraban tan sólo un bello rostro y un cuerpo escultural, también había una actriz dispuesta a proyectar en la pantalla la fuerza de personajes plurivalentes capaces de los sentimientos más encontrados.
¿Qué tal si en este homenaje vemos a la Sara más dramática en la mencionada: "Cárcel de mujeres"? Disfrutemos del film completo.






También hizo comedia en México al lado de actores como Carlos López Moctezuma, Joaquín Cordero que se le adelantó en el viaje eterno por unos cuantos meses y Abel Salazar en cintas que si bien no revisten mayor trascendencia contribuyeron a completar el espectro del paso de Sara Montiel por el cine mexicano de la época de Oro.



Después de 1957 y del éxito arrollador de El último cuplé Sara no llegaría a México sino esporádicamente y siempre para presentarse en distintos foros.



Yo tuve oportunidad de verla en distintas ocasiones y siempre se portó extraordinariamente gentil y siempre agradecida a México, país al que no sólo consideraba su segunda patria, pues en realidad tenía además de la nacionalidad española, la mexicana de la que siempre se sintió orgullosa. En el mes de septiembre del año de 1975 se presentó en el Salón Versalles del Hotel del Prado.

Hotel del Prado (México)

Este hotel de triste memoria que se derrumbó prácticamente por completo tras el terremoto de l985, dejando en gran riesgo el famoso mural de Diego Rivera: Sueño de un domingo en la Alameda.

Mural de Diego Rivera: Sueño de un domingo en la Alameda.
  Sin embargo este sitio estaba en plenitud cuando Sara se presentó ahí. ¿El menú? Lengua de res escarlata, lomo de cerdo a la ciruela, pastel Goliat y café. Sara salió haciendo gala de profesionalismo con un catarro fenomenal y aún así cantó durante más de dos horas; en esa ocasión hubo una escena memorable ya que en la sala se encontraba Armando Calvo, su galán de El último cuplé.

Armando Calvo
 
Dos años después, en diciembre de 1977 el Hotel del Prado se engalanaría de nuevo con la presencia de la Montiel. Quien esto escribe conserva, como un tesoro inapreciable de aquella ocasión dos claveles secos que ahora adquieren nueva vida y un sentido renovado. Después sería el mes de marzo de 1981 en un lujoso Hotel del paseo de la Reforma donde Sara Montiel haría suspirar a hombres y mujeres ante la nostalgia evocadora de sus cuplés.

Sara en los 70

En ese tiempo yo escribía para el periódico El Fígaro una columna semanal, la columna correspondiente al 31 de marzo de ese año, yo ponía en letras de molde. “Es indudable que para Sara Montiel ha habido momentos de gloria y ahora en su madurez, horas de diamante. Verla en escena cantando los cuplés que la hicieron famosa, es evocar aquellos años de los coches de caballos, de las noches de estreno de las funciones de beneficio para las grandes figuras que con su voz y con su arte llenaban los escenarios de entonces.

Teatro de la ciudad, antes teatro Esperanza Iris (México DF)

 En noviembre de 1983 El Teatro de la Ciudad, antes Teatro Esperanza Iris abriría sus puertas a la ilustre manchega ¿el programa? Primera parte: “Toda una vida”, “Perfidia”, “Es mi hombre”, “Colón 34”, “La bien pagá”, “Vereda tropical”, “Mil besos”, “Reloj”, “La noche de mi amor”, “¡Hola, qué tal!” y “Nena”;


                        


En la segunda parte el público tuvo oportunidad de escuchar en la voz grave de la Montiel: “Lágrimas negras”, “Fumando espero”, “Nostalgia”, “A media luz”, “El relicario”, “Ven y ven”, “El Polichinela”, “Camarera”, “Mayte” y como gran final: “La Violetera”.

                     

La última presentación de Sarita en México tuvo lugar el Teatro Alameda, corría el año de 1997, el mismo año en el que recibe en Madrid la Medalla de la Academia de Artes y Ciencias en reconocimiento a su carrera.

Sara en lo 90

El programa traía un párrafo que vale la pena transcribir: “Sarita Montiel… Inspiración máxima de un erotismo tranquilizador, donde la agresividad de la supermujer viene suavizada por sus extravagancias externas, vestuario, simpatía, canciones absolutamente increíbles de los temas en que reina”.

México no la vería nunca más en vivo pero en la conciencia de este país y en el alma de esta mexicana que hoy siente que una parte de su vida se ha desgajado irremisiblemente vivirá siempre aquella mujer de voz grave, de senos voluptuosos y boca sensual, de ojos que se movían a un lado y otro con extraordinaria velocidad y que ha alcanzado la inmortalidad a la que sólo tienen derecho los espíritus sublimes. Hoy, aquí, evocaremos la última escena de su película cumbre cuando un Armando Calvo abatido y lloroso salía al escenario para decirle al público: “Señoras y señores, María Luján, la gran María Luján, ya no volverá a salir, acaba de cantarles su último cuplé”. Hasta siempre Sara…     


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