De nuevo, cuento con la colaboración de mi amigo y pianista Ricky Gary que me envía un interesante artículo. Estoy segura que les gustará.
Ricky Gary |
Alude su nombre a una planta de uso medicinal, ornamental o aromático, mencionada ya en La Biblia. Fernando de Rojas catalogaba a su Celestina como “más conocida que la ruda”.
Preciosa edición de La Celestina |
Convivían en ella el Centro Republicano, el Centro de Instrucción de Obreros –con mítines feministas– y el Hospital Oftalmológico Santa Lucía, que asistía tanto a pobres (gratuitamente) como a pacientes de pago. Ostentó un altísimo récord en toda clase de sucesos delictivos y sangrientos: riñas, robos, rapto y asesinatos, pero su fama se cimentó en su mercado.
El heraldo de Madrid se hizo eco de un rapto en el marco de la Calle de La ruda |
Puestos en el exterior del mercado |
Los puestos no pagaban tasas, dificultaban el tránsito y perjudicaban a los comercios.
Estos, al no poder competir, sacaban el género fuera de sus locales y lo colocaban junto al de los ambulantes.
Los vecinos, con razón, se quejaban. Reclamaban condiciones sanitarias decentes y el traslado de los tenderetes a otras zonas.
Alegaban que el griterío y los disturbios eran insufribles; los enfermos del barrio empeoraban y las propiedades se devaluaban.
A pesar de las solicitudes de prohibición del despacho callejero, el mercado siguió incólume hasta 1936.
Mercado de la Cebada en 1900 |
Una de las "verduleras" en uno de sus puestos del mercados |
En general analfabetas, recibían este competitivo oficio por línea materna.
Peleaban con las vendedoras contiguas, con compradores y viandantes. Se enfrentaban con fiereza a los guardias y a quien hiciera falta.
Eran a menudo el sostén de la familia y, dadas a la bebida, solían ser chuleadas por su concubino.
Se relacionaba a todas las verduleras de la ciudad con motines que en realidad no eran más que huelgas o revueltas pasajeras, pero los de la Ruda se llevaban la palma.
Durante las navidades proliferaban entre los puestos las llamadas : "paveras" |
Se equivocaba si pensaba cobrárselos a las verduleras; solo lo haría por encima de sus cadáveres… ¡Buenas eran ellas! Una docena de mujeres sublevadas salió en busca de adeptas a la lucha, engrosando sus filas rumbo a un encuentro dispuesto por el gobernador.
Fuerzas del orden sofocando los tumultos del mercado de la Cebada en uno de los motines,concretamente en 1919 |
Una comisión de amotinadas fue recibida por el gobernador pero, habiendo tardado en salir de la reunión, el resto de la hueste creyó que las habían encarcelado.
¡Para qué!... La contienda con la Guardia Civil, a pedradas y sablazos, fue de órdago.
Hubo tiros al aire desde el mercado de San Miguel a la Plaza Mayor y secciones militares protegían el entorno de Oriente, Ópera, Sol y las Cortes.
Así lo contaba el periódico ABC, concretamente en los motines de 1924 |
Hasta el mismo gobernador recibió una contundente pedrada en el pecho, debiendo ser reemplazado.
Por la noche volvió la calma. La calma… y la oscuridad más total, pues no quedaba farola sana.
En las esquinas apareció un bando municipal aboliendo el impuesto.
El gobernador y el gobierno de Cánovas hubieron de ceder ante la rebelión de las verduleras de la Ruda. Hubo otros motines en 1914 y en 1919, también con las verduleras como protagonistas. No fueron comparables al de 1892, pero ellas, dos veces más, cantaron victoria.
Mercado de la Cebada durante su desmontaje |
¡Los afectados tomaban las calles para protestar contra impuestos arbitrarios y, encima, eran escuchados!
Ahora comprendo por que, aquel dicho que decia: Eres peor que las verduleras de la C/ La Ruda
ResponderEliminarInteresantisimo. Gracias por compartirlo. Besitos castizos.
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