CUPLÉS EN EL ATENEO A BENEFICIO DE LA ASOCIACIÓN LAS NIEVES
Por segunda vez en poco más de un año, y por la misma causa, volví a actuar en el Ateneo madrileño. La evocación al Cuplé lo inundó todo. Al piano mi gran pianista Pablo Jiménez. En la sala casi completa (pese al puente de San Isidro y un importante partido de fútbol) esperaba un público extraordinario con el que inicié un viaje a la Belle Epoque, sin necesidad de abrir puerta alguna en el Ministerio del Tiempo.
Hacia la mitad del concierto, leí la siguiente carta:
Buenas
tardes mamá, aquí me tienes, en el escenario fastuoso del Ateneo madrileño
donde, en los tiempos de su fundación, las mujeres no podíamos entrar siendo
una excepción una de nuestras colegas, la sin par Fornarina ¡Fue la revolución!
En fin, no es este el motivo de mi carta.
Estoy
recordando las infinitas veces que te vi a lo largo de mi vida: primero en
aquel Café de la Puerta del Sol
o en el Universal de Vigo. Y ya más tarde, en
tu alegre otoño, en Las Noches del Cuplé.
LAS NOCHES DEL CUPLÉ
Despertabas en mi tanta pasión que no
me cansaba de escucharte y sin darme cuenta, iba calando en mí tu legado ¡Qué
gran aprendizaje! ¡Qué privilegio!
LAS OLGAS
Nadie como tú para embrujar con el chotis,
dándole prestancia, majestuosidad, finura… sin restarle un ápice de chulería.
La fina chulería de Olga Ramos
¿Y el cuplé…? Lo elevaste a lo más alto y me enseñaste a amarlo, a respetarlo,
a mimarlo… y fue tan grande mi enamoramiento que decidí investigarlo para,
guiada de tu magnífico ejemplo, enaltecer a aquellas grandes diosas del cuplé:
La ya nombrada Fornarina (tan deliciosa), la intensa Raquel Meller,
RAQUEL MELLER
la pícara
Chelito
LA BELLA CHELITO
la cultísima Aurora Jauffret La Goya…
LA GOYA
Mujeres valientes que a fuerza de arte alcanzaron las estrellas…
RETANA, GRAN CONOCEDOR DE AQUELLAS ESTRELLAS
Por eso, cuando alguien las utiliza en su propio provecho, desvirtuando la realidad,
ensuciando de vulgaridad su recuerdo, pienso que en toda época hubo buenos y
malos, elegantes y zafios y que el tiempo pondrá a cada cual en su lugar.
¡Cuánto me legaste pero, a veces, qué agridulce es la carga…!
Por
último mamá, también me hiciste amar a los animales, tú y papá. Recuerdo que
decías: “Quien no ama a los perros, no sabe del placer que se priva”; en eso la
Meller también era de las nuestras: “Siempre habrá un perro abandonado que me
impida ser feliz…!”
Cada
año, cuando llegaba San Isidro, Olga Ramos abandonaba su exclusivo local de la
Calle de la Palma para subir al escenario de Las Vistillas y en ese entorno
castizo y bullanguero Olga, por la magia de su arte, lo convertía en “Las
Noches del Cuplé”.
La
Ramos (¡cuántas veces se lo escuché decir!) consideraba ese escenario su trono
y, sin duda, el pueblo que acudía a admirarla, la creían su Reina.
¡Pero
qué madrileña se sentía, aun habiendo nacido en Badajoz…! Y en ello tuvo mucho
que ver mi padre Enrique Ramírez de Gamboa, castizo hasta los tuétanos,
pinturero como el Julián de la Paloma, gato como Felipe, protagonista de la
Revoltosa y sobre todo Cipriano…
Pero…
¿si se llamaba Enrique, por qué todos le recordamos como “Cipri”?
ENRIQUE
RAMÍREZ DE GAMBOA, “EL CIPRI”
Pudiéramos
decir que el chotis de Martínez Abades “¡Ay, Cipriano!” es el culpable, bueno,
él y la imaginación de Olga Ramos.
Me
contaba mi madre que había tanta similitud entre mi padre y el protagonista del
famoso chotíbiris que empezó a llamarle Cipriano, al tiempo que creaba ese irreal
personaje.
Sobre
este asunto hay una curiosa historia:
Mi
padre, retirado ya de la profesión de músico, no acudía a Las Noches del Cuplé,
pero sabía del éxito de Olga y también sabía que ese “Cipriano” ficticio se
había hecho tan popular que ni una sola noche mi madre dejaba de interpretarlo.
Y empezó a sentir unos curiosos celos por el castizo Cipri y una noche…
PANTOMIMA
Se enteró que ella seguía triunfando
y pensó ir a verla, aunque disfrazado.
Por eso se puso cristales ahumados,
escondió su gorra y el pañuelo blanco
y en un rinconcito del café-teatro
esperó que hiciera su show anunciado.
Al salir, las luces medio se apagaron
mientras un gran foco le daba de plano.
El público, atento, quedó cautivado
aplaudiendo antes de haber comenzado.
Estaba radiante: su edad no era obstáculo,
ya que su presencia era un espectáculo.
Él la conocía, sabía su gancho,
su finura, su arte y también sus años.
¿por qué él, entonces, estaba acabado
si en el mismo ambiente se habían formado?
Algunos decían: ¡quien fuera El Cipriano!
El Cipriano era un mito forjado
que ella en sus canciones había creado.
Por eso al sentirse por él suplantado,
buscó la salida vencido y callado;
y al llegar a ella, pensó en su descargo
en el brusco trance de dar un portazo...
Y lo dio. Tan
fuerte, que todos miraron
clavando sus ojos en el mentecato.
Entonces, se puso la gorra de cuadros,
se anudó el pañuelo, se atusó el mostacho
y sacando fuerzas de su gran fracaso,
les dijo con sorna: “ ¡yo soy El Cipriano! ”
Al salir, la noche ocultó su llanto...
Enrique Ramírez de Gamboa, El Cipri
Mis padres se adoraban y admiraban profundamente, y el éxito de uno, era el
gozo del otro por lo que, les puedo asegurar, que los versos:
“¿por qué él, entonces, estaba acabado
si en el mismo ambiente se habían formado?”
no son más que es una licencia poética, sólo eso.
Y ahora el verdadero motivo de haber escrito esta entrada.
SI TE CASAS EN MADRID
Mi
padre, como siempre digo, le cantó a Madrid en todos sus rincones “Solera de
los Madriles”, “Torres de Madrid”, “El Rastro madrileño”, “Evocación”, “El
Madriles” o un chotis que ha calado en el corazón de los madrileños de pro: “Si
te casas en Madrid”. Un chotis que se ha hecho tan popular que se le declaró
Himno de la Federación de Agrupaciones Castizas. Un chotis al que el Alcalde Álvarez
del Manzano definió como el “chótis protesta”
Vamos
a escucharlo antes de seguir con su historia… Grabación de Olga Ramos realizada
en directo en Las Noches del Cuplé. No tiene desperdicio
UN CHOTIS “REVOLUCIONARIO”
Madrid
ha tenido siempre cierta dificultad en que se mantengan sus tradiciones.
¡Vamos, que no han sido protegidas promocionadas, defendidas y amadas por
quienes tenían la obligación de hacerlo! En los años 60 (fíjense si hace tiempo
que esto ocurre) mi padre compuso este chotis pues pensaba: “Si en Valencia
tienen Fallas y el encierro en San Fermín, que nos dejen, por lo menos, las verbenas
en Madrid”.
Nati y Julio, madrileños de pro
La
verdad es que a lo largo de los años, el empeño en hacer desaparecer las verbenas
ha sido una constante (hubo cierta responsable de cultura que ya calificó al
casticismo como cutre y casposo y que su propósito era hacerlo desaparecer)
pero con el Pueblo no han podido. Las verbenas y nuestro chotis ha calado tan
hondo que hasta estos pequeños han hecho su particular y encantadora versión
¡VIVA
LA VERBENA!
Cuando
llega San Isidro, San Antonio o La Paloma la gente se echa a la calle a disfrutar de las
verbenas, los espectáculos en las plazas, los churros, el chocolate… el chotis…
Madrid
es una fiesta y yo, como las golondrinas, vuelvo cada año a Las Vistillas.
Os
espero
¡VIVA MADRID QUE ES MI PUEBLO Y
UN AGUJERITO, PARA SEGUIR VIÉNDOLO!
Y para
los que lean esta entrada fuera de fecha, búsquenme en google
Con una imagen de lujo de la "almógrafa" Patricia Llaneza, nuestra amiga “Octogenial” María Isabel Martínez Cemillán, nos brinda su acertadísima visión de la Gran Vía Madrileña.
DE PASEO POR LA GRAN VÍA
Antes de adentrarnos en esta preciosa calle, vean un vídeo que se
hizo con motivo del centenario de la castiza vía madrileña. Fuimos 100 los que
contamos lo que para nosotros es la Gran Vía.
LA GRAN VÍA (1)
María Isabel Martínez Cemillán
Avenida singular, moderna, comercial,
muy populosa, comienza en la calle de Alcalá, junto a la iglesia de San José y
finaliza en la Plaza de España.
A finales del siglo XIX, nuestra capital
aspiraba a tener un eje que facilitara la comunicación entre el Este y el Oeste
de la Villa, dos nuevos barrios en plena extensión, Salamanca y Arguelles, sin
tener que atravesar el dédalo de callejuelas estrechas y tortuosas del viejo
Madrid. En 1886 el arquitecto Velasco, traza un proyecto que se expone al
público y origina una gran controversia, hay que derribar numerosos edificios
vecinales, un gran problema que inspirará a Federico Chueca para crear su
famosa zarzuela “La Gran Vía” con tan gran éxito que hoy día aún se sigue
representando.
Partitura de la Gran Vía
En 1898 el Ayuntamiento da luz verde al
proyecto y encarga a los arquitectos municipales López Sallaberry y Octavio
Palacios lo revisen y aprueben, pero como los problemas vecinales continuaban,
las obras no comienzan hasta el 4 de abril de 1910 en que el rey Alfonso XIII “
con una piqueta de plata regalo del Ayuntamiento golpea la primera casa a
derribar, llamada la Casa del Cura porque era donde vivía el párroco de San
José, dando comienzo a las obras”
Don Alfonso XIII piqueta en mano
Las expropiaciones forzosas generan
multitud de protestas y actos violentos a pesar de que los solares se pagaban a
75.000 pts., unos con otros, que se repartían entre los perjudicados, la
financiación era tan escandalosa, 29.000.000pts. que costó Dios y ayuda
conseguirla y obligó que el proyecto se realizara en varias fases, siendo la
primera desde la calle de Alcalá hasta la Red de San Luis, 1910 – 1917, sin la
menor duda, la más bonita y armoniosa, con edificios sólidos y decorativos,
algunos “estilo montañés”, galerías con arcos, cerámicas y preciosa rejería,
otros lujosos y muy ornamentados, “modernismo ecléctico”.
La Gran Peña
Gran Vía, 2, CASINO LA GRAN PEÑA, club
privado, elitista, 1917, tuvo tanto éxito en sus primeros tiempos que llegó a
rivalizar con el Círculo de Bellas Artes, siendo muy celebradas las “puestas de
largo” de la alta sociedad y los brillantes bailes de Carnaval.
Peñistas recordados, Canalejas y José
Calvo Sotelo. Enfrente, EDIFICIO UNIÓN Y EL FÉNIX, compañía de seguros, estilo francés "pompier”,
elegante, rematado con una cúpula de pizarra con motivos metálicos revestidos
de pan de oro y sobre ella una escultura de Ganímedes sobre un ave Fénix,
distintivo de la compañía. Cuando a principios de los años 70 lo compra
METRÓPOLIS, la escultura es reemplazada por una Victoria alada, obra de Coullot
Valera. Fue el edificio más alto de Madrid hasta 1921, icono de la Gran Vía,
inmortalizado por el pintor Antonio López, aunque en realidad tiene la entrada
por Alcalá y Caballero de Gracia, porque Gran Vía, 2, es el EDIFICIO GRASSY,
1917, al decir de Pedro de Répide, el mejor cronista de la Villa, “ de tan mal gusto que parece una tarta
nupcial con ramillete y todo” En 1952, se instala el relojero suizo Grassy
presentando en Madrid los relojes de “alta gama”, da nombre al edificio y crea
un museo dedicado a la historia del reloj.
Sigamos, Gran Vía, 13, CENTRO CULTURAL
DE LOS EJÉRCITOS, más conocido como CASINO MILITAR, 1916, gran puerta de
entrada en el chaflán, escudo-lema y modernísima marquesina de hierro y cristal absolutamente
novedosa en su época. Su interior, sólo para socios, ofrece una biblioteca con
miles de ejemplares, incluso un incunable, la escuela de esgrima más antigua de
Europa, salón de baile y gimnasio.
Casino Militar
Desde hace unos años, restaurante
abierto al público. Parte de la fachada pertenece a la calle Virgen de los
Peligros, nombre legendario. En esa calle estaba un convento de monjas donde se
veneraba una imagen de la Virgen traída de África, en el patio había un gran
pilón que comunicaba con un canalillo que, a su vez, desembocaba en el Arroyo
de Recoletos, el pilón estaba cubierto por unas tablas sobre las que un día saltaba una niña de
cinco años hija de la mandadera de las monjas, las tablas se rompen, la niña
cae al pilón y desaparece la madre clama a la Virgen “!Sálvamela de tan grandes
peligros!” la pequeña queda atrapada antes de caer al canal y pueden sacarla
sana y salva, y comienzan a llamar
Virgen de los Peligros y cuando muchos años después el convento es derribado,
la calle toma su nombre.
Oratorio de Caballero de Gracia
Hagamos un alto en el camino para escuchar el precioso vals "Caballero de Gracia" de la Zarzuela "La Gran Vía" de Federico Chueca
Y ahora, sigamos el paseo
Gran Vía, 17, ORATORIO CABALLERO DE
GRACIA, una joya escondida obra de Juan de Villanueva, con doble fachada, a la
calle de su nombre, la entrada principal y en la posterior, viviendas de los
capellanes y dependencias que hubo que derribar para alinear la nueva calle
construyendo una fachada-telón con entrada al templo, bastante anodina hasta
que en 1991, el arquitecto Feduchy alza un arco triunfal abierto que permite
ver la cúpula original, auténtico remanso de paz en la concurrida calle que desemboca
en la Red de San Luis, curioso nombre que alude a tiempos remotos en los que
dos veces en semana los panaderos del pueblo de Hortaleza, alabados por su
buenísimo pan, montaban sus puestos cerca de la hermosa iglesia de San Luis,
quemada en el 36, cercándolos con una especie de red de gruesas cuerdas, que
acabó dando nombre al lugar.
Metro de la Red de San Luis
En plena Red de San Luis estaba una de
las primeras estaciones del Metro, situada a tan gran profundidad que precisó
un ascensor, ubicado en vistosa y moderna marquesina de hierro y cristal
operativa hasta 1970. Cuando se remodela la zonay se quita la marquesina, los descendientes
del gran Antonio Palacios, su autor, reclaman esa pequeña gran obra de arte
urbano, y se la llevan a Porriño, pueblo natal del arquitecto.
Pero volvamos atrás porque desde la GRAN PEÑA,
además de notables edificios de viviendas y oficinas, rematados la mayoría con
los templetes tan de moda, y variopinto
comercio en los bajos, estaba, está, el BAR CHICOTE, establecimiento señalado
del Madrid de mediados del siglo XX. Pedro Chicote, popular Perico Chicote,
ejemplo de de trabajo, sana ambición y afán de superación, entró con 17 años en
el Hotel Ritz como ayudante de bar, pronto pasa a “barman” puesto que tiene que
abandonar para incorporarse al ejército en la guerra de África, donde le
nombran jefe de cantinas, a su vuelta regenta el Bar de las Cortes y,
consciente de su popularidad, decide montar un establecimiento propio en el nº
31 de la calle.
Los Príncipes de Mónaco, Gracia y Rainiero con el popular barman Perico Chicote
Éxito total, como recuerda Agustín Lara
en su chotis Madrid “ el bar Chicote se convirtió en un lugar postinero con la
crema de la intelectualidad, la política y el cine del mundo entero”
Perico Chicote y Agustín Lara
Chótis Madrid. Cantan Olga Ramos y Olga María Ramos
Lo
frecuentaron desde Grace, Rainiero y Soraya, José Antonio Primo de Rivera y ¡La Pasionaria! (existen fotos que lo atestiguan), Hemingway, Ava Gardner,
asidua cliente …
Ava Gadner, "El animal más bello del mundo"
Sofía
Loren, Alfredo di Stéfano, Alexander Fleming, al único que regaló una de
sus botellas a un larguísimo, interminable etc, etc.
Alfredo Di Stefano
En 1947, inaugura su Museo de Botellas,
iniciado con el regalo del embajador de Brasil de una exótica bebida que
aumentará hasta 20.000 botellas de todos
los países, la más antigua, un licor holandés de 1575, un tesoro único por el
que Onassis le ofreció 30.000.000 ptas. oferta que Chicote desestimó, su Museo
no tenía precio.
MUSEO
CHICOTE
Y así hasta el 25 de diciembre de 1977
en que muere, fatídica casualidad, el mismo día y casi a la misma hora que
Charles Chaplin, el mundo entero lloró a “Charlot” y el todo Madrid, sin
excepción, despidió emocionado a Pedro Chicote, un “The End”, muy
cinematográfico, para un Madrid de la “belle èpoque”, que despedía a una
ciudad caduca y pobretona con la llegada
de la arteria más moderna del siglo
FOLLETO DE "CHICOTE"
(Continuará)
jueves, 24 de marzo de 2016
EL RASTRO MADRILEÑO
Como tantas veces recuerdo, mi padre
Enrique Ramírez de Gamboa “El Cipri”, le cantó a Madrid en todos sus rincones y
uno de ellos fue El castizo Rastro madrileño.
Antes de explicar qué llevó a mi
padre a componer la música de este garboso pasacalle sepamos algo más de uno de
los espacios más castizos de la Villa y Corte.
EL RASTRO,
tétrico nombre
Alrededor de 1497 se construye junto a
la Plaza de Cascorro, el Matadero viejo. Al transportar por aquella pendiente
las reses recién sacrificadas, se veía el rastro de su sangre, de ahí el
nombre... que no es más que un apodo ya que, en realidad se llama Ribera de
curtidores, de curtidores, de zapateros… en fin, oficios derivados de las
pieles de los animales de los que hasta se aprovechaba el sebo para hacer velas
por lo que también se instalaron fabricantes de cirios
Vamos a hacer un alto en el camino para
deleitarnos con la gracia de la actriz Tony Soler que, en una escena de la
película “La violetera”, nos canta “Soy castañera”, cuplé en el que se nombra
esta Ribera de Curtidores.
En el siglo XIX aparecen los traperos,
libreros y comerciantes de artículos de segunda mano. A finales del XIX sientan
sus reales los anticuarios y se establece desde entonces la costumbre de
rebuscar, seleccionar y comprar los objetos más curiosos, escasos y valiosos
que se pueda imaginar.
CASCORRO
Eloy Gonzalo
Indispensable es nombrar la plazuela que
está en la cabecera del castizo mercadillo, que en un principio se denominó
Plaza del Rastro, más tarde Nicolás Salmerón, político y filósofo y ya en el
siglo XX, Plaza de Cascorro erigiéndose en 1902 una estatua esculpida por
Aniceto Marinas en recuerdo de Eloy Gonzalo, un soldado criado en la Inclusa de
este barrio y que se hizo famoso en Cuba por hacer volar un polvorín en el
pueblo de Cascorro. Curiosamente, Eloy Gonzalo es el único madrileño que tiene
en Madrid calle y monumento
ENCUENTRO EN EL CAFÉ VARELA
A principios de los años 60 del pasado
siglo, actuaban mis padres, junto a la pianista Magda Martín en el Café Varela
Era este café lugar de cita de la
intelectualidad de la época: Serrano Anguita, Alberto Insúa, Emilio Carrere,
Joaquín Dicenta, Álvaro Retana, Manuel Martínez Remis… Este último poeta se
hizo muy amigo de mi padre y, uniendo sus talentos, compusieron el precioso
pasacalle protagonista de la entrada de hoy.
Manuel Martínez Remis, madrileño como mi
padre, fue un excelente escritor, guionista de radio y cine pero, sobre todo,
fue poeta desde el primer hálito de vida hasta el último. Nació en 1911 y
falleció en 1989.
El Rastro madrileño, y los que me han
visto, lo pueden corroborar, siempre me emociona… su letra es tan descriptiva,
emotiva y alegre y ¿qué decir de la música que mi padre supo poner a cada
verso?
Y ahora, si les parece, vean y escuchen a una servidora cantar el pasacalle.
RASTRO MADRILEÑO Pasacalle
Letra: Manuel Martínez Remis
Música: Enrique Ramírez de Gamboa
Recitado
(Enrique Ramírez de Gamboa) El Rastro madrileño, gracias del regateo, será siempre el mismo Rastro del sainete de ayer. Cambiar pueden sus gentes, que el alma de la Villa y El Rastro madrileño continuarán igual. El Rastro es una estampa bulliciosa y sencilla en donde vende al peso Madrid, toda su sal.