Diseño del blog y montaje de imágenes/ fotografias y videos : Mar Buelga. Textos: Olga María Ramos y colaborador@s

jueves, 24 de enero de 2013

El Realismo entre el chotis y el cuplé (2)

Al fin tenemos aquí la segunda parte de El Realismo entre el chotis y el cuplé,directamente enviado desde México vía mail por LFB.

María Zambrano

Dice la filósofa española María Zambrano en su libro Pensamiento y poesía en la vida española que a la Historia hay que hacerla vivir y que produzca vida, esto es, hay que dotarla de cuerpo, de sustancia, para que tenga sentido; hay que reconstruirla más allá de los datos duros; en una palabra, habrá que restituirle su esencia humana y ¿quién mejor que el Realismo para llevar a cabo esa tarea?

En Francia, el Realismo y el Naturalismo fueron dos movimientos perfectamente diferenciados; el primero tiene un carácter social, el segundo, en cambio, conlleva implicaciones que tienen que ver incluso con la medicina, concretamente con las patologías generadoras de conductas delictivas. En España, esto no sucedió así —tampoco en los países latinoamericanos. En estas literaturas de habla hispana predominó el Realismo, mostrando apenas ciertos rasgos naturalistas que no llegaron a consolidar plenamente el movimiento como tal, por lo que no es raro ver cómo los autores homologan ambas corrientes; así sucede con don Benito Pérez Galdós quien en sus reflexiones habla de Naturalismo cuando en realidad está definiendo plenamente el Realismo. 
Retrato de Benito Pérez Galdós de Joaquín Sorolla
Aitana Sánchez Gijón y Carmelo Gómez, en una de las escenas de La regenta de tve

Escultura de La Regenta en la plaza de La catedral de Oviedo









Leopoldo Alas "Clarín"
  En el prólogo a la tercera edición de La Regenta, de Clarín, el autor de Fortunata y Jacinta apunta: “Escribió Alas su obra en tiempos no lejanos, cuando andábamos en aquella procesión del naturalismo, marchando hacia el templo del arte con menos pompa retórica de la que antes se usaba, abandonadas las vestiduras caballerescas y haciendo gala de la ropa usada en los actos comunes de la vida”. ¡Qué razón tiene don Benito! En eso del uso de “la ropa usada”; es decir, del empleo de la vida común,  de las acciones de todos los días vertidas al papel y elevadas a rango estético.
Primer plano de Ana Ozores: "La regenta" en la escultura anteriormente mencionada. creación de Antonio Alba. 1976
Al orientar el cuplé hacia los principios del Realismo sucedió un fenómeno interesante: la reivindicación de las mujeres humildes que tenían que salir a trabajar ocupándose de ínfimas tareas relacionadas especialmente con el comercio en vía pública; así, surgen las famosas historias de vendedoras de flores: violetas, nardos o claveles; también cigarreras y castañeras que ejercían su comercio lo mismo en los espacios más sofisticados o en los más humildes de una sociedad que palpita al ritmo de sus íntimas pulsiones.
Hablaremos en primera instancia de ese cuplé maravilloso, emblemático…eterno, como eterna será su creadora :Raquel Meller , "La Violetera".

La Violetera. Dibucuplé.©Mar Buelga 2010


  

Este cuplé ha sido cantado por innúmeras intérpretes, no sólo cupletistas de renombre, sino incluso por la famosa soprano  Monserrat Caballé; ha sido tema central de una película: La violetera, con Sara Montiel; 
( Que hoy en nuestro blog os regalamos completa, ¡Disfrutádla!)

                  


 Ha sido también fondo musical de otros dos extraordinarios filmes: Luces de la ciudad de Charles Chaplin y Esencia de mujer con Al Pacino (de la que podemos ver el momento en que suena la bella melodia en el video de arriba)

                                                        

                            

Pero centrándonos nuevamente en la orientación social de su tema,  diremos que aunado al retrato fidedigno de la vendedora de violetas que deambula por la calle ofreciendo a “un real” su mercancía, dirigiéndose con respeto a los “señoritos” empingorotados que se cruzan por Madrid en su camino, está el giro poético extraordinario que aúna a la voz de la mujer la presencia de las golondrinas “piando” como augurio de una primavera que se antoja plena de calidez. 
¿Qué os parecería escucharla en la voz de Olga Ramos, desde su local de Las Noches del Cuplé?

 


Los Nardos. Revislustración.©Mar Buelga 2010
 El pasacalles de “Los nardos”, de la revista Las leandras que hiciera famosa la gran Celia Gámez habla de un espacio concreto: la madrileñísima calle de Alcalá por donde una vendedora de “falda almidoná” (obsérvese la adecuación del lenguaje al tono popular) pregona sus varas olorosas sonriendo a los clientes con un descaro que incita y frena al mismo tiempo a los gomosos que lucirán orgullosos la mercancía ofrecida con tanta gracia y salero. 


 

El Realismo aborda, sin titubeos, asuntos que escuecen la moral social pero sin llegar a la sordidez característica de ciertas expresiones naturalistas. El chotis “La Colasa” es un buen ejemplo de este acercamiento sutil a un tema palpitante en toda sociedad: la prostitución que se soslaya tras la cortina de un oficio honorable. Es la historia de una joven que vende tabaco y cerillas por la calle; sin embargo, sugeridas apenas tras el disfraz de las palabras, las actividades alternas de la vendedora se hacen patentes. La relación ríspida con los clientes, las insinuaciones, la doble intención, el juego erótico que se desprende del ofrecimiento de la mercancía hacen patente esta segunda dinámica posible que se esconde tras la supuesta, o al menos exclusiva venta de tabaco.
(Aquí la podemos ver interpretada en una graciosísima versión de Lina Morgan) 



La violetera. Partitura Original

Soy Castañera. Dibucuplé. ©Mar Buelga 2010
Así como antaño se veía pulular por Madrid a las vendedoras de violetas —dice evocadora Olga María Ramos que “el aire entonces olía a violetas”—; así también se encontraban por doquier puestos de castañas asadas. En uno de estos puestos nació —dice el cuplé “Soy castañera”— una joven airosa, lucidora del mantón que portaba con donaire los días de verbena; esta tenía las miradas dirigidas hacia en un joven “chulo y gitano”, vecino suyo en la Ribera de Curtidores, al que pretendía llevar al altar. Ajena a los piropos de los clientes, el alma y la vida de la alegre castañera se centraba sólo en aquel galán admirador de Vicente Pastor, el famoso torero apodado “El chico de la blusa”. Este cuplé narra una escena diáfana del Madrid castizo y pinturero que vivía y luchaba todos los días al cobijo del amor y bajo el cielo luminoso de la ciudad.
Y, ¿qué mejor que escucharla en la voz de Tony Soler en una de las imágenes de la película: La Violetera? 



Gracias a este tipo de cuplé inserto plenamente en el Realismo de más pura tradición podemos conservar estos girones de historia que, como diría María Zambrano, producen, han producido y producirán por siempre…Vida.

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